José María ALCÁNTARA GONZÁLEZ: “That sinking feeling”

José María ALCÁNTARA GONZÁLEZ
Árbitro marítimo internacional

Consultor en Derecho Marítimo y

Prof.de Derecho Marítimo

ESPAÑA

A finales de 2024 la bonanza de rentabilidad para el comercio marítimo se encuentra amenazada por nubarrones negros de medidas arancelarias provenientes de los EE.UU. Efectivamente, la geopolítica marcada por las guerra de Gaza y Ukrania produjo importantes beneficios a las Navieras como consecuencia de los bloqueos al tonelaje ruso y la exportación de cereal ucraniano por el Mar Negro por un lado, y por motivo de los desvíos de la ruta del Mar Rojo así como por los suministros de armamento a Israel por otro. Esa crisis bélica, como era esperado, supuso un golpe se suerte para el transporte marítimo y propulsó los beneficios de las compañías navieras de portacontenedores hasta niveles nunca vistos después del aluvión de demanda tras la pandemia y el confinamiento en los años 2021 y 2022.Los fletes cerraron con subidas de entre un 165% y un 299% en los principales puertos (rutas Shanghái- Rotterdam, Shanghái- Genova, Shanghái-Los Ángeles, Shanghái-New York y New York- Rotterdam-Ashdod/Haifa).Las rutas de larga distancia afectadas por los ataques hutíes del Yemen en los tránsitos Mar Rojo-Suez registraron desvíos por el Cabo de Buena Esperanza mediante empleo de portacontenedores de gran tamaño (hasta 24.000 TEU) con mayor amplitud de capacidad y de tiempo en el agua, todo lo que redundó en alzas en el mercado de fletes. El transporte de material militar desde EE. UU. a Israel, con tránsitos de escala en Rotterdam, Algeciras, Valencia, Barcelona, Genova y TangerMed II, (tránsitos semanales entre Mayo y Diciembre) como carga contenerizada ganó importantes fletes para la naviera israelí ZIM operando con barcos propios y de pabellones de registros abiertos.

Un nuevo signo de optimismo para el comercio marítimo se alumbró con el Acuerdo UE-MERCOSUR, suscrito el 6 Diciembre, aun en espera de ser ratificado, por cuanto constituye el mayor acuerdo comercial y de cooperación entre Europa y los países sudamericanos, que permitiría un salto en el libre comercio al aumento de los tráficos marítimos del Atlántico Sur y Norte (porque Venezuela ingresó en el Mercosur), y por ende de los fletes. En ese tráfico de libre comercio tendría especial lugar el transporte de” energía verde”, con el metanol y amoniaco como combustibles más demandados para la transición verde impulsada por Europa.

Los tiempos felices pueden, sin embargo, oscurecerse un poco con la ya en vigor política arancelaria del nuevo Presidente de EE.UU., Donald Trump, quien ha adoptado un proteccionismo de radical implantación mediante recargos del 25% a las importaciones de países estimados hostiles, por ahora China, Colombia, México y Canadá y otro que se añadirán a la lista. A esas restricciones puede sumarse el previsto control sobre el tráfico del Canal de Panamá que los EE.UU. reclaman para sí.

Entretanto, el Derecho Marítimo internacional no se ha movido apenas en 2024, salvo los estudios sobre los efectos jurídicos de la Descarbonización y los Buques No Tripulados y el impulso “lobby” a las Reglas de Rotterdam que no parece interesar mucho a los nuevos aires que soplan desde Washington.

Fuente: ARBITRAMAIL

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