La ITF y el Grupo Mixto de Negociación (JNG, por su sigla en inglés), junto con la Cámara Naviera Internacional han trabajado infatigablemente desde el brote de la pandemia del COVID-19 para encontrar soluciones al problema de los cambios de tripulaciones.
La campaña “¡Ya basta!” de la ITF tiene por objeto ejercer presión sobre los distintos Gobiernos y autoridades para que relajen las restricciones al cambio de tripulaciones, y está muy lejos de estar dirigida al JNG y sus Miembros.
La ITF y el JNG reconocen que, cuando la gente de mar ha finalizado sus contratos extendidos, está fatigada física y/o mentalmente, y consideran que ya no está en condiciones de continuar realizando sus tareas de manera segura al nivel requerido de un profesional. La medida responsable a esta altura es no ampliar su contrato y solicitar la repatriación.
¡Esta no es una incitación a ir a la huelga! Su contrato ha finalizado y, una vez que el buque se encuentre en puerto en condiciones seguras, la gente de mar tiene derecho a no extender su contrato. Por supuesto que habrá circunstancias en las que a un marino le sea denegado el desembarco debido a la falta de vuelos y/o a la falta de un sustituto, pero tampoco se le puede obligar a trabajar.
Los interlocutores sociales han cooperado activamente con el secretario general de las Naciones Unidas y otros organismos de las Naciones Unidas, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Marítima Internacional (OMI), y han recibido su apoyo público. Hemos respaldado a nuestros sindicatos afiliados y a nuestros miembros en las discusiones con sus Gobiernos nacionales, y hemos ayudado a obtener tratamiento médico de urgencia para la gente de mar. Hemos trabajado juntos para encontrar soluciones a esta crisis humanitaria a través de nuestros sindicatos afiliados nacionales, miembros locales y sus representantes.
Además, hemos negociado y acordado en dos ocasiones una extensión de los acuerdos de empleo de la gente de mar amparados por los convenios de negociación colectivos del IBF y una fase de implementación adicional de 30 días para permitir a los Gobiernos introducir soluciones prácticas para la facilitación de los cambios de tripulaciones.
Junto con su organización europea hermana, la Federación Europea de los Trabajadores del Transporte (ETF), y las Asociaciones de Armadores de la Comunidad Europea (ECSA), hemos presionado a la Comisión Europea para que relaje los requisitos de visado dentro del espacio Schengen, y nuestros afiliados y miembros han hecho lo mismo con sus Gobiernos.
Organizamos una reunión con las principales autoridades de los Estados de abanderamiento, la OIT y la OMI para deliberar acerca de los desafíos que plantean los cambios de tripulaciones, y celebramos reuniones con la OACI y la IATA para encontrar soluciones al problema de los vuelos.
Nos pusimos en contacto con otras organizaciones no gubernamentales (ONG) no relacionadas con el sector marítimo y les pedimos apoyo para ayudar a crear conciencia en torno al problema de los cambios de tripulaciones, y utilizar sus contactos e influencia para presionar a los Gobiernos.
Hemos explorado conjuntamente todas las vías diplomáticas disponibles, pero los cambios de tripulaciones continúan siendo un problema grave. Recibimos a diario mensajes desesperados de tripulantes que están sufriendo ansiedad y fatiga, que están en la convicción de que los Gobiernos, incluso el suyo propio, se han olvidado de ellos y ellas. No obstante, la ITF no ha criticado ni culpado públicamente ni una sola vez a las compañías ni a los empleadores. Aun así, los cambios de tripulaciones continúan siendo un problema grave.
Las “Orientación sobre su derecho al cambio de tripulación” publicadas por la ITF no culpan al JNG. Las orientaciones se componen de fragmentos del MLC de 2006 de la OIT, en su forma enmendada. En la etapa inicial de la pandemia, la OIT publicó una circular en la que se hablaba de fuerza mayor, que en el momento en que la propagación del COVID-19 se había vuelto más virulenta era una decisión necesaria. Recientemente, la OIT confirmó que la fuerza mayor ya no puede utilizarse como pretexto para las extensiones de los contratos de la gente de mar, sino que dichas extensiones deben considerarse individualmente.
Nuestra principal preocupación es que el hecho de no sustituir a tripulantes que sufren fatiga, estrés y desesperación lo único que hace es invitar a que se produzcan accidentes o siniestros graves que dañarían a la industria naviera y la reputación de esa misma gente de mar que, a lo largo de la pandemia, ha continuado trabajando de forma profesional y responsable para mantener la cadena de suministro mundial en movimiento. Entendemos que las comunidades del mundo dependen de las mercancías que se transportan por mar, pero nuestra gente de mar a bordo no puede cargar con el peso de esa responsabilidad indefinidamente. Han cumplido con su deber y ahora merecen nuestro apoyo.
Continuaremos apoyando a las compañías y utilizando nuestras redes y contactos tanto con las Naciones Unidas como con otros organismos y a escala nacional para ayudarlas. Entendemos que éste es un momento difícil para todos y queremos trabajar juntos para encontrar soluciones.